viernes, 30 de noviembre de 2018

Las cotorras y las balas

Hace un unos días, me encontré con un par de noticias en medios digitales de dudosa tendencia política pero cierto rigor informativo.
En teoría, lo único que había en común entre estas dos noticias era que se mencionaban armas de fuego y en ambas el ser humano autorizaba su uso para acabar con otro seres vivos.
Una de ellas tenía base científica, la otra, según el protagonista atendía a razones demográficas, sociológicas y como no, ideológicas.
En una de ellas se hablaba del exterminio controlado por francotiradores de unas aves perjudiciales para el ecosistema, en la otra se comunicaba el mismo hecho, pero con personas muy malas, procedentes de Mordor…
Una, acontecía en Málaga, en mi barrio para más señas y hablaba sobre las cotorras subespecie “argentina”, unos pajarillos de los que yo pensaba que lo único feo que tenían era el nombre y que me llamaban poderosamente la atención, pero en la noticia se comentaba lo nociva de su existencia para la flora y fauna local, razón por la cual se iba a proceder a su exterminio por francotiradores…
La otra noticia procedía de más lejos, de una frontera, la sur de los Estados Unidos para más señas, donde el infausto Trump, en un memorándum, daba su visto bueno al uso de la «fuerza letal» para proteger las fronteras (su ecosistema), lo que se dice en las películas “Tirar a matar”.
El caso es que me sorprendió leer esas noticias en días contiguos y encontré diversas similitudes, además de las obvias entre ellas, pero no fue hasta hace un par de días cuando vi esa foto, cuando decidí escribir estas líneas.

Creo que no somos conscientes de lo que está pasando en Honduras, en realidad creo que no somos conscientes de lo que está pasando en el mundo, bueno, honestamente, creo que no somos conscientes a secas….nos preocupamos tanto de lo que nos “afecta” procedente del estrecho sobre el mediterráneo, que aquello nos llega como un murmullo lejano. Esto no nos pasa solo fruto de una xenofobia desmedida, esto es fruto de puro egoísmo, pensamos que nuestros derechos son solo nuestros y que nuestros deberes no pasan por tender una mano o las dos a quien de verdad lo necesita. Además, supongo, pensamos que eso no nos puede pasar a nosotros ni a nuestros hijos que estamos tocados por una barita mágica o una fuerza superior, la de dios, podrán pensar los creyentes…que nunca tendremos que salir corriendo de nuestras casas, que no pasaremos hambre, que no correremos peligro de muerte, que no seremos nunca como esos pobres errantes camino de un cielo donde no les quieren…
Pues me parece que más inhumano aún que el plan de vida de estos seres humanos es decir alegremente e incluso pensar cosas de esas que escucho con total naturalidad y leo con inquietud…”aquí no cabemos todos”…”tienen que entrar legalmente”…”llegan y no pagan impuestos”…”les llenamos la barriga y nos roban”…etc etc…
Pues creo que es un problema que se compone al 50% de deberes y de derechos pero que se resume también en poesía y prosa, la poesía es que no podemos negar la ayuda y tenemos que aprender a gestionar la situación, la nuestra, de la frontera de ese loco y todas, sé que no piensa todo el mundo como yo, creo que mi pensamiento no tiene color político, lo único que tiene es piel y cierto, muy poca reflexión analítica pero la vida es un sitio que duele y como el dolor que es un sentimiento, la generosidad también lo es, si no estás de acuerdo, no me llames tonto, si te parece, dejemoslo en cotorra, subespecie “hondureña”…

miércoles, 24 de enero de 2018

Desahucio sentimental



Los rincones vacíos de la casa ya desmantelada, solo estaban poblados por esas pequeñas trazas de polvo que humedecidas se agarran a los vértices y esas bolitas de pelusa que se arremolinan entre sí y se hacen fuertes con trozos de otras cosas más pesadas.
Aquella noche él llegó del bingo buscando algo que beber y se encontró una nota de desahucio en la puerta y junto a lo único que había en la nevera, un botellín de cerveza, una nota “Nos echan de casa mañana, nos vamos con mi madre, no quiero volver a verte” debajo un dibujo infantil con corazón rojo y carita feliz.

lunes, 22 de enero de 2018

Escondite Fértil


Ya recogerían la mesa mañana o pasado, o nunca, se lanzaron a la cama que estaba justo al lado. El murmullo de la gente corriendo por la calle y el rumor de disparos a lo lejos, significaban que esta podría ser su última noche juntos, ella se lo había pedido y él quería dárselo, “si te llevan los nacionales, solo podría soportarlo si me dejas algo de ti en mí…”
Esas tres semanas en el hueco de la escalera escondidos, fueron las mejores de la vida de ella y las últimas de él, a los 9 meses, ella resucitó.