sábado, 19 de febrero de 2011

estío

el hombre de las gafas de pasta te lo dijo
con aquella voz ronca que infundía miedo a los desconocidos
los pelos de la barba se le retorcían con la nicotina de sus ideas
el alquitrán de la tinta de tantos libros, se fundía a fuego con su estrábica forma de ilusionarse con lo pequeño
risas, reflexiones, valores, honor, orgullo y deseo
más risas y su cabeza
péndulo atormentado…
esperaré sentado a seguir confirmando todas tus creencias, que son pocas
creo en ti,
más en lo que callaste que en lo que no me dijiste
creo en tus secretos y tus triunfos,
aunque confundo los unos con los otros
creo que la mejor de tus mejores frases, se fue contigo si es que te fuiste
y quizá vuelva algún día saliendo por esta boca u otras parecidas…
sé también, te sé y te construyo cada día, recogiéndote para volver a montarte
te veo pequeño y corriendo por los pasillos de mi casa y las puertas de mi alma
te veo todos los días
imagino esos octogenarios pasos cadenciosos
asomarse en cada rayo de esperanza
en cada brizna de orgullo
en todo aquello que huele, sabe y suena a recuerdo, sorpresa, cariño y a amor de niño de casi cuarenta estíoS…

a ti...

2 comentarios:

  1. Bonito homenaje Alberto. Creo intuir un abuelito que deja huella, mucha huella en sus decendientes. Me ha gustado mucho, porque en tan pocas palabras has reflejado toda una vida llena de todo.
    Besicos muchos

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  2. Lo había leido pero no me había percatado. Y el otro día escuchando un programa atrasado en que se lo dedicabas a Borges, lo vi. No era para Borges, era para él, no?
    Como dice la casa encendida, sin conocerlo, un abuelito que deja huella.
    Besitos.

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