lunes, 16 de mayo de 2016

Jugando sin aliento

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Desde el otro lado del planeta, llega el rumor de lluvia negra y un “Podemos cruzar todos los mares con esta barca”, decía el barquero ayudándome a sentarme con mi chaleco de corcho de la selección española.
Mi padre le pagó “en bolsa hermética” con sonrisa de pánico en los labios y las entrañas en el cuello. Mi madre me abrazaba, leve, trémula y embarazada de mi hermano, contracciones de pena y miedo.
Pronto estaremos juntos jugando, me mentía mi padre, empezaba a llover y yo levantaba mi dedo pulgar mintiendo también…
En la playa sigo, esperándole, con mi hermano y sin aliento…

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