jueves, 12 de enero de 2017

Maderas y Hormonas



Para implorarle que vuelva a casa, agente, para eso vengo. Los pomos de las puertas de mi casa huelen a sus manos, las sábanas aunque las lave, tienen el aroma de su pelo, las tazas, los vasos y hasta los cubiertos tienen la huella de sus labios y trazas de su carmín. Todo mi cuerpo y en especial mi piel, se eriza cuando abro los armarios y me envuelve esa mezcla sutil de sudor,  perfume y el leve halo de su sexo desparramándose de las maderas a mis hormonas…igual que aquella maldita noche hacían sus dientes en el lavabo del baño…

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