martes, 24 de enero de 2017
Ilusión incestuosa
El armario donde acababa de encerrar a su muñeca estaba junto al suyo, donde guardaba las pelotas, el Tente, He Man y Skeletor. Le gustaba dormir con la doble fantasía de que el rubio bueno salvaría a su Barbie de madrugada con la dignísima oposición de la canina encapuchada y por otro lado la incestuosa ilusión de ser ella la rescatada y su hermano el héroe, inocentemente culpable dormía y callaba.
Aquel día en el juzgado, 40 años después dejó de callar y gritó de alegría mientras corría en búsqueda de aquel master del universo que resultó tener diferente ADN…
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