jueves, 10 de septiembre de 2015

Ingeniero, central, listo como él sólo y eterno: PEPELU...José Luis Pérez Canca DEP

Supe de José Luis allá por el año 1989 o 1990 en un campeonato de España de juveniles, en Bordils (Gerona) le conocí y le sufrí.
No sabíamos quién era aquel moreno, bajito, "entradito" en carnes incluso, y hasta guapo, que a todos los equipos les resultaba indefendible, él iba con su Maristas de Málaga de su infancia y yo con mi Atlético de Madrid de adolescencia…
Resultó ser el mejor jugador de aquel torneo y a nadie le sorprendió ni lo más mínimo, jugaba balonmano 2.0, aunque en aquel momento dicho concepto no existía.
Después nuestras vidas fueron paralelas, llegamos a ASOBAL, calculo que a la vez, nunca coincidimos en ningún club ni en ninguna selección, pero siempre que nos veíamos y hablábamos, había …eso…
No puedo decir que fuésemos amigos, pero si muy buenos compañeros dispuestos a charlar de nuestras cosas en cada oportunidad, compañeros de balonmano.
Nos seguíamos viendo con asiduidad hasta mi repentina retirada, no fue hasta unos años después en la despedida de nuestro eslabón (Quino Soler) y un poco más tarde, 2010, calculo, cuando me lo encontré en un vuelo Málaga – Barcelona, él volaba con su último equipo  (El Antequera) camino del Palau, yo iba a una reunión de trabajo.
Hablamos durante todo el vuelo, me dijo que se retiraba ya, que había hecho todo tarde (Licenciarse, casarse, ser padre…) pero que esto no se lo quería pensar más, que podía seguir un par de años más pero que había llegado la hora de buscarse la vida de otra forma…
Lo que no sabíamos es que la competición, de verdad, iba a empezar después de dejar su vida deportiva…
Al cabo de un tiempo, Quino me contó el avanzado estado de la enfermedad de José Luís, como pudo y como supo, como él es, corazón puro, acto seguido le llamé.
“Joaquín, que esto hay que jugarlo tío…que yo voy a hacer todo lo que pueda, que te voy a contar a ti, esto no está terminado, voy a dejarme la piel, ya verás”
“Quillo, estoy seguro”-le dije “ la vida (o la muerte, pensé), no lo tiene fácil con nosotros, los partidos, a nosotros hay que ganárnoslos, porque perderlos, no los perdemos…, para lo que necesites, cuenta conmigo”
Nunca me pidió nada y yo iba preguntándole a Quino, hasta que un día le llamé y le propuse que nos viésemos, siempre ha estado en buenas manos, pero solicitamos una opinión más.
Nos vimos una mañana de invierno lluviosa en Benalmádena (Quino, Enrique Aycart (mi cuñado Cirujano) él, su mujer un poco más tarde y yo) , parte de él había cambiado, pero la esencia era la misma, era él y siempre, eternamente, seguirá siendo así, aquellos ojos vivos de juveniles y esa agilidad al pensar y al decir lo que piensa, cuando jugaba, para hacer lo que pensaba.
Nos contó con precisión de central e Ingeniero cada una de las fases de su enfermedad, desayunamos y estuvimos mucho rato hablando de otros compañeros y curiosamente de aquel campeonato de hacía tanto tiempo en Bordils, para mí, fue un día fantástico, le dije a mi cuñado, “hoy has estado sentado con dos de los tres mejores jugadores malagueños de balonmano de la historia..."
Después de aquello, periódicamente he ido preguntándole cómo iba, la última vez, el 27 de julio, su últimas palabras escritas que tengo son: “Gracias, un abrazo” hoy, creo que he leído esas tres palabras, unas mil veces…
Pepelu, mañana voy a ir a tu adiós, pero en realidad prefiero decirte “de nada, otro para ti” como si aquí, no hubiese pasado nada, como si el partido no hubiese acabado.
Has estado llevándole la contraria al bicho todo este tiempo, en eso eres especialista, no creo que la genética, por sí sola te llamase a jugar a esto que jugábamos, pero al llevarle la contraria, lo hiciste, demostrando que tiene más fuerza la mente que cualquier cuerpo, aunque el tuyo, mañana se vaya…
Pepelu, ha sido un placer conocerte y saber de lo que has sido capaz de aguantar el marcador todo este tiempo, la puta muerte que te ha llevado, seguro que se lo piensa la próxima vez que quiera meterse con uno de los nuestros, no se lo ponemos fácil…

Vete tranquilo, aunque ahora lloramos, te recordamos sonriendo, siempre sonriendo, siempre feliz y saltando…

1 comentario:

  1. enormes palabras...lo conocí siendo yo un crio cuando llegó a Ciudad Real y lo primero que hizo fue ver el entrenamiento de los juveniles de aquella época y sentarse a charlar con los dos centrales del equipo después del entrenamiento. Después saludo a toda la chiquilleria uno a uno (entre los que estaba yo) preguntando que si habiamos estudiado ya para estar allí sentados, eso si con la sonrisa en la cara.
    DEP

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