viernes, 22 de octubre de 2010

A la amiga Mastretta

Te oí llegar entre el crepitar armónico de las baldas de nuestro nuevo suelo antiguo…
El viril metal de tu llave fría, penetraba la cerradura horadando microtelarañas y diminutos cuerpos extraños…
Entre sueños, ausente de mi y abandonada al dispendioso goce de dormir, creí pensar mientras controlaba mi ausencia de vigilia con el afán de elegir mi propio rumbo…
Sospeché que entrarías sigiloso en la cama y me arrancarías de los brazos de morfeo para estrecharme en los tuyos…
Aluciné que silencioso pero firme, me arrancarías de mis dulces sueños, para regalarme mejores realidades…
Deseé que cadencioso pero estricto, me arrancases cada uno de los botones y cierres de mi ropa, esa que te impide acceder a mi cuerpo para tomarlo…
Te imaginé, sutil y entregado, arrancándome temblores de rubor y escalofríos de pasión contenida y ajena, mientras no dejabas de perdonar ni una esquina ni rincón de mi cuerpo sin besar…

Pero tuve la certeza, bestia inmunda, de que una vez más venías amargado o tomado dispuesto a arrancarme la vida, como cada noche y cada día…
Termina ya, hazlo del todo, pero querido arrogante caballero, ejemplar hombre, mejor marido, , ciudadano modelo, impostor sorprendido, hagamos un trato, seas por una vez mi amigo, arráncame la vida por última vez, como si fuese la primera, sí, pero esta vez empieza contigO

No hay comentarios:

Publicar un comentario